
¨La cosa está mala¨, dicen los cubanos en la calle, casi en situación de pánico. Lo que sucede es que, aprovechando la crisis que provocaron los huracanes, el gobierno ha lanzado una campaña contra el contrabando, la venta de materiales robados al estado y otros delitos menores, bastante comunes en la sociedad cubana.
Las medidas fueron anunciadas en la prensa, se multiplicaron las reuniones en los Comités de Defensa de la Revolución y todos los días se realizan operativos de la policia buscando a revendedores de alimentos, frutas, materiales de construcción, entre otros artículos. Quién no tiene licencia para la venta marcha preso y, por ejemplo, se sabe de vecinos que están penando 3 meses de prisión por encontrársele vendiendo una caja de huevos.
La venta de frutas en portales y en puestos improvisados en la calle, algo normal en los últimos años, ha desaparecido por completo. Los restaurantes sin patente (paladares) han cerrado sus puertas. Y todo aquel que tiene algún pequeño negocio ilegal ha paralizado sus actividade, ¨hasta que pase la marea¨. Fuentes oficiosas dicen que este panorama represivo durará unos 3 meses, hasta que se sepa que política tomará hacia la isla el nuevo gobierno estadounidense. Mientras tanto, el sufrido pueblo cubano continuará poniendole el pecho y el ingenio a una crisis más en su intrincada historia.
Desde La Habana les seguiremos informando.
Foto de Julian Stewart-Lindsay
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