
(La Habana, de nuestro enviado especial) En este mes Cuba alcanzó un pico de inflación nunca visto en los últimos dos años. Todo aumentó de precio: el jabón en polvo, el café, los fideos, el helado, la birra, todo. La botella de cerveza Bucanero que hace más de 2 años se vendía a 1 peso convertible (este nombre aterroriza a los argentinos, nombre feo para una moneda: convertible) en cualquier establecimiento pasó a venderse a 1,15. Una inflación de 15 por ciento en un artículo en menos de una semana. Como no se conoce índice de inflación oficial en Cuba, se calcula extraoficialmente en 10% el aumento de precios en Cuba.
Naturalmente la novedad repercutió en la calle y en el bolsillo del ciudadano cubano medio, que cuenta con exactitud cada peso convertible que posee, pues no a todo el mundo se hace fácil consumir en esa moneda, máxime cuando gana en una moneda nacional desvalorizada.
Este panorama se opone a lo que había previsto Raúl Castro luego de asumir la presidencia, cuando prometió medidas para que se valorizara la moneda cubana. La situación evidentemente es reflejo del aumento de precio de barril de petróleo, lo que encarece el transporte de bienes hacia la isla.
Naturalmente que no hubo aumento de salario.¿Bajará la demanda? ¿La gente beberá menos cerveza con este aumento? No se percibe esa posibilidad; el consumo ha aumentado en los últimos 24 meses, cuando se supone que las familias sufrieran violentamente los efectos del bloqueo económico. Paradójicamente se percibe, en las calles de la Habana.y otras ciudades,un ambiente de consumo, adquisición de objetos de valor, electrónicos, entr otros artículos de lujo, nunca antes visto durante el llamado período especial, que se acerca a su fin, por lo qu se veía hasta hace una semana. La gente que tiene cierto bienestar económico compra teléfonos celulares, ropa en comercios flamantes y consume servicios de restaurantes, discotecas. La novedad de lo que vá del milenio de la gastronomía: las tiendas de comida rápida donde los jóvenes principalmente, se encuentran a comer y beber refresco o cerveza a un precio bajo dentro de los valores en la moneda fuerte: los ´Ditu´, los ¨Rumbos´, los ¨Dimar¨ son el equivalente a las tiendas de comida chatarra en cualquier país capitalista.
Se ha configurado en los últimos dos años, coincidiendo llamativamente con el período de alejamiento de Fidel del centro del poder, una sensación de aire fresco en la economía y cierta mejoría en el acceso a comprar de los cubanos. Todo esto viene aplacando las previsiones agoreras sobre la transición en el liderazgo político del país. ¿Podrá Cuba seguir disfrutando de una verano feliz o será el próximo trimestre muy caliente?