
El pequeño saltamontes ha cumplido dos años y medio de vida a la luz.
Sus circunstancias lo encuentran en pleno desarrollo social, en gran parte motivado por su concurrencia al jardín de infantes. Desde que frecuenta el jardín Geovani está más comunicativo, sociable, observador, solidario, conversador. Aprende nuevas palabras todos los días y las repite sin vergüenza ni temor. Ya dice correctamente (o casi) palabras difíciles como tortuga, pato, elefante, triciclo, sopa, mandarina, mono, luna, pito.
Le interesa la lectura: ha probado con la inolvidable revista Condorito (es un comienzo...) y algunos libritos con animales.

Ya reconoce los colores verde, azul, naranja, rojo, blanco y los números cinco, ocho, cuatro, diez. Aprecia el chocolate, los cereales, los huevos, las papas, los tomates, las mandarinas, los caramelos.
Su mayor pasión por el momento es la música: toca su teclado eléctrico, seleccionando ritmos e improvisando fraseos, baila, canta canciones inventadas y otras que debe haber oído en algún lugar. Las favoritas: Sapo Pepe y Soldado Trifaldón. Cuando lo siente necesario toca el tambor, el bongó, las maracas y pide la guitarra de mamá Aline para repetir algunas notas.
Claro, todo lo digital y tecnológico le atrae, principalmente las cámaras de video y de fotografía. En la computadora mira fotos -sus preferidas son las de Tití y Tutú, las cotorritas de la familia- y videos infantiles y habla con amigos y familiares usando skype. Siempre aporrea el teclado, toca las pantallas e intenta comandos imposibles con sus dedos.
Fuera de casa se divierte en la plaza jugando con la pelota y va comprendiendo cómo es el reglamento del futbol y la ergonomía del subibaja. Otros pasatiempos: correr palomas, subir toboganes, trepar caños, mirar como gira la calesita, besar niñas, observar flores y los tambores que pasan todos los domingos en las murgas de San Telmo.