
Desde una de las ventanas de casa se disfruta esta vista de la autopista 25 de mayo, que finaliza justamente en el barrio de San Telmo.
Símbolo de las construcciones faraónicas realizadas en la última dictadura argentina, este monstruo de concreto y asfalto da paso a miles de vehículos que no con poco ruido llegan al centro de Buenos Aires. Y también por esta vía, en dirección contraria, se accede al aeropuerto internacional de Ezeiza.
A pesar de la polución sonora la familia duerme bien y se ha adaptado al ambiente capitalino, en contraste evidente con la tranquilidad de la última morada cubana.
Junto con los grandes edificios, se puede visitar cerca de casa lugares verdes como el Parque Lezama y la Reserva Ecológica, que les mostraremos en los próximos días.